sábado, 13 de noviembre de 2010

MEMORIA HISTORICA

Por Camilo A. Cuadros

Vincular a los niños directamente en el conflicto armado, es un suceso que debe quedar en la historia, para dar cuenta de las atrocidades a que se llega por el camino de la violencia.

Al examinar el trauma psicosocial que viven las familias victimas del reclutamiento de niños para vincularlos directamente a la guerra, inmediatamente salta a la vista el sufrimientos de los padres por la impotencia de actuar al respecto; las víctimas del reclutamiento forzado no tienen más remedio que darle la espalda a esta situación y tratar de seguir su vida alejados de su realidad.

Precisamente la recuperación de la memoria histórica permitirá que las victimas recuperen algo de dignidad, porque después de perder un hijo, lo único que queda es la sed de verdad, de que esos hijos no mueran en el olvido de la conciencia colectiva e histórica, entonces, las victimas del reclutamiento forzoso, deben buscar en colaboración con el Estado, la verdad, justicia y reparación. La construcción de la memoria histórica permite que la sociedad repudie dichas actuaciones, para sancionar siquiera moralmente a los grupos armados que acudan a estas prácticas.

Construir una memoria histórica, implica que se desvirtúen las versiones institucionales y de los mismos grupos ilegales frente al reclutamiento de niños para la guerra, solo así será reconocido en la histórica nacional, la tragedia de los niños víctimas de la guerra. Quizá sea errado aducir que los niños no son parte de la guerra, la sociedad comprende a todos los seres humanos que habitan este territorio, y como tal a los niños, la cuestión radica en que son seres indefensos, y no tienen ninguna implicación en las causas de la guerra, podría decirse que nacen sin el pecado de la guerra, solo el de ser víctimas de ella. Los derechos de los niños, nacen precisamente para defenderlos ante la sociedad, de cualquier violación a su integridad física y moral, pues aparte de todo, se debe garantizar que el futuro administrador de esta sociedad, crezca en condiciones de vida dignas y de manera sana, para garantizar que sean seres humanos equilibrados y sin traumas que los guíen por el camino equivocado, y no traiga consecuencias trágicas para el futuro, individuales y colectivas.

Otro punto relevante de la construcción de la memoria histórica, radica en que las familias de las victimas podrán así redimir sus culpas, toda vez que se sentirán culpables de no haber podido proteger a sus niños, grabando en la historia del país su tragedia, sacando a flote su dolor, permitiendo trabajar en su salud mental y en su dolor, de manera que el orden social ultrajado sea reparado.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Niños y niñas víctimas de reclutamiento forzado

Conceptualización:


El trauma psicosocial que se vive a causa de la violencia y la guerra, se encuentra que Martín Baró (2000) señala que la guerra tiene implicaciones sociales como la polarización social, donde el pueblo al existir diferentes posturas (“bandos”) escoge una de ellas adoptando sus ideales, conduciéndole a una identificación con ellos. Una alta polarización social trae consecuencias que alejan de la identidad social verdadera y crea tensiones entre los bandos llevando a mas situaciones de violencia y conflicto entre la población. También subyacen otras implicaciones como la mentira institucionalizada donde se referencia lo que sucede con la manipulación de los medios y la realidad, es información que se difunde como verídica, que no encuentra un referente de identidad de las mayorías populares, sino que busca difundir el interés de los políticos y la clase dominante ante el pueblo. De esta manera se busca que el papel que juega el pueblo sea sumiso y se deje llevar por la situación creyendo firmemente en la falsa información que obtiene; cabe pues mencionar, que aquellos valientes que buscan difundir lo real y desmentir, son callados forzosamente encontrando en la mayoría de los casos la muerte.

Igualmente, la violencia se ha convertido en un fenómeno casi institucionalizado que conlleva a la militarización de la sociedad, que es la posibilidad de atacar no solo al grupo armado contrincante, sino también a aquellos de quienes se sospeche algún tipo de relación con estos. Es así, como el poder se ejerce desde las fuerzas armadas y todo aquello bueno o malo que el pueblo quiera instaurar, debe pasar por el consentimiento de estos grupos, que hacen lo que desean con el poder social que ejercen (Martín-Baró, 2000).

Al hablar de trauma psicosocial, se hace referencia a un herida de carácter negativo que deja una huella en el interior de la persona, la cual marca de ahí en adelante su manera de ser en el mundo; por su parte, su aspecto social, se refiere a que la acción humana se encuentra instaurada en un sistema social que le da un significado, entonces, así como afecta la individualidad también afecta lo colectivo, en este punto entra a jugar un papel importante la historia y el olvido de ella, pues los seres humanos somos seres históricos por naturaleza, y de alguna manera ésta es la que nos ayuda a construir nuestra identidad, en el momento en que el trauma aparece y no se procesa, no se le reconoce su peso en la historia surge un distanciamiento de la identidad del pueblo y del sujeto, convirtiéndose en un trauma colectivo que se difumina cada vez mas (Martín-Baró, 2000 & Gaborit, 2006).

Según Samayoa 1987 citado por Martin-Baró 2000, se habla de que el trauma psicosocial acarrea ciertas consecuencias que deshumanizan la sociedad, empobreciendo capacidades como la esperanza, la capacidad de pensar lucidamente, la capacidad para comunicarse verazmente y la sensibilidad frente al sufrimiento ajeno; así mismo, como seres adaptativos que somos el autor señala que se realizan diferentes cambios comportamentales y cognoscitivos que se adquieren frente a la guerra que son: la desatención selectiva y el aferramiento a prejuicios, la absolutización, idealización y rigidez ideológica, el escepticismo evasivo, la defensa paranoide y el odio y deseo de venganza. Estos cambios se adquieren frente a tres maneras en que nos adaptamos o buscamos para sobrevivir que son: la inseguridad frente al propio destino, la carencia de propósito y sentido de lo que se hace y la necesidad de vinculación o pertenencia a un grupo.

Sin olvidar esto, cabe resaltar que afectivamente suceden diferentes modificaciones a partir del miedo que se instaura que crea una sensación de vulnerabilidad, estado exacerbado de alerta, sentimiento de perdida de control de la propia vida y una alteración en el sentido de realidad al no poder mirarse con completa objetividad.

Lo importante de mencionar todo lo anterior, es identificar como las consecuencias de vivir en un espacio de guerra conllevan a que nos alejemos de nosotros mismos y optemos por estar mas afuera buscando ideologías que nos ayuden a alimentar nuestro dolor, transfiriéndolo cada vez a mas personas y desvalorizando la identidad de historia que pertenecen a un pueblo.

Contextualizacion:

Tras muchos años de conflicto armado y violencia política claramente expresada en Latinoamérica, se contempla desde un panorama un poco lejano (porque el que verdaderamente sabe es el que lo ha vivenciado) como el tejido social poco a poco se ha deteriorado, llevándonos a adquirir identidades que no nos pertenecen como pueblo; por las cuales terminamos convencidos de hacer lo “mejor” realizando acciones sociales que carecen de un significado identificatorio con el sí mismo verdadero social, conllevando la perdida de nosotros mismos en la inmensidad del agitamiento y la violencia.

Para enfatizar un poco mas la línea de la cual queremos hablar, es importante tener en cuenta que a medida que pasa el tiempo, parece crecer el conflicto armado en los países Latinoamericanos y así mismo crecen sus problemáticas y consecuencias devastadoras para las sociedades latinas; la niñez considerada como una de las etapas mas importantes psicológicamente en la construcción de muchos de los procesos que influyen en la conformación del self en el ser humano, ha sido arrebatada a muchos niños y niñas que han tenido que someterse a un camino oscuro, de incertidumbre que mas adelante se traduce en un intenso odio, rencor y dolor que les marca la vida por completo.

Esto no quiere decir, que el self del niño reclutado no se construya, sino que lo hace en bases que elaboran una desensibilización importante de su organismo, que de alguna manera le lleva en su adultez a cometer actos atroces como lo hacen hoy día los guerrilleros, queremos pues que con esto se entienda que los niños reclutados, si logran sobrevivir y siguen permaneciendo a estos grupos, mas adelante se convierten en hombres y mujeres de violencia.

Cabe resaltar que esto no es gratuito, lograr que un ser humano se desensibilice y logre tener un papel cruel y activo en la violencia es producto de una historia que se llena de dolor, donde muchas veces se obliga al niño a asesinar sus familiares cercanos, amigos, conocidos que tengan un papel significativo para el infante, con el fin de “poner a prueba” sus “habilidades” para pertenecer al grupo (Coalición Española, 2010).

Es así, como los niños dejan de jugar e ir a una escuela para conocer un monte y aprender a vivir en él; se ha encontrado que algunas veces los niños se incorporan a los grupos armados por tener un ámbito familiar que se acompaña de violencia, abuso y carencia de afecto, algunos lo ven como una manera de sobrevivir y de “estar mejor”, claro esta que muchas veces los incorporan con promesas falsas diciéndoles que van a mantener a su familia o que van a obtener algún beneficio económico por su incorporación, entre otras promesas que nunca se cumplen.

También es frecuente encontrar que los niños vinculados a estos grupos guerrilleros no se vinculan por voluntad propia, sino muchas veces por la de sus padres, pues algunas familias dan a sus hijos pequeños con el fin de obtener protección, dinero, u otros favores por parte de los grupos subversivos.

La edad promedio de vinculación a los grupos subversivos oscila entre los 12.5 años a los 13.1, se cree que existen actualmente cerca de 11.000 niños con armas y botas en las selvas mas profundas y húmedas del país (Castro, 2008). Pese a que existen varias leyes en la constitución sobre la protección de menores, y entidades externas de interés social incorporadas en esta problemática, ésta sigue incrementando cada día mas.

Por ultimo, es importante resaltar que los grupos alzados en armas no reconocen bajo ningún aspecto que incorporan en sus reclutas, niños y niñas a quienes a diario se les viola sus derechos fundamentales como humanos y como niños (Coalición Española, 2010).

Análisis:

Contemplando esta problemática bastante lamentable que afronta nuestro país, desde una perspectiva lejana como la nuestra (lejana porque lo estudiamos como algo ajeno, algo que sabemos que pasa pero no nos ha tocado) siempre queda la sensación de sinsabor del dolor que los personajes implicados en estas problemáticas violentas pueden elaborar dentro de ellos, es aquí donde surgen preguntas entorno al manejo del dolor y a la expresión social que se le ha dado al mismo.

Como menciona Marín-Baró 2000 el pueblo necesita muchas veces polarizarse para poder subsistir en un medio, para identificarse con algo, y es aquí donde enlazamos tal vez la posición de muchos padres de niños reclutados que entregan sus niños y niñas con el fin de obtener algún beneficio. Para que un padre realice tal acción esta debe tener un significado social de peso, que puede adoptarse en la “supervivencia”, en la desensibilización y la perdida de locus interno del sujeto, pues ¿Cómo se es padre si se entrega su hijo a tal maltrato?

Sin embargo la idea de realizar referencia a esto no es lanzar juicios de ningún tipo, sino por el contrario mostrar una realidad social que es tan real como nuestra existencia, producto de un trauma social severo que carga toda una historia de dolor sin reconocerse, donde las victimas no han expresado sus sentimientos y miedos por terror a morir, esto es reconocido como Martín-Baró como la mentira institucionalizada que se caracteriza por sostener una realidad que los medios y la política han optado por mostrar, para que el pueblo se la crea; pero cuando la vivencia y la realidad verídica pesa mas que la mentira y el pueblo realiza un intento por expresarse, un intento por el que le reconozcan su dolor y su injusticia social, el sistema político se encarga de desaparecer este tipo de “pensamientos subversivos” que solo crean (para su conveniencia) conflicto y confusión en aquellos que se han tragado el cuento entero. De esta manera también se expresa la violencia como un juego de poder donde a través de la implantación del miedo se logra dominar al otro.

Es así, como niños, niñas, mujeres, y hombres crecen con traumas psicosociales que le instauran en una sociedad herida y violenta, de esta manera se hace fácil abusar del otro, lo cual se convierte en un sistema relacional en el que muchos mueren y lo mas triste de todo es que se instaura el miedo y la violencia como una forma cotidiana de suprimir al otro.

Las consecuencias del trauma social que deshumanizan a las personas y les reducen cualidades como la esperanza, la capacidad de pensar lucidamente, la capacidad para comunicarse verazmente y la sensibilidad frente al sufrimiento ajeno, son las que dan las pautas relacionales con otros, es por esto que al niño crecer con un trauma psicosocial de tal inexpresión comete actos tan atroces y deshumanizante con otros. (Samayoa 1987 citado por Martin-Baró 2000)

Por otro lado, se sabe que muchas veces los niños que son reclutados carecen de un ambiente afectivo estable y en busca de suplir sus necesidades y pertenecer a un grupo se incorporan inocentemente a este tipo de grupos que acaban con su inocencia y niñez, escogiendo esta manera de supervivencia con su mundo externo. (Martín-Baró, 2000).

El reclutamiento forzado de niños y niñas que cada día crece mas y mas, es sin duda una problemática social que instaura al pueblo en el silencio, lo lleva a sumergirse en el miedo y a no reconocer su historia, lo cual sin duda alguna, trae consecuencias negativas de aspectos relacionales, donde la violencia se convierte entonces en una acción social dotada de un significado valido para lograr lo que se quiere, es así una manera cotidiana de relacionarse con otros.

Por
Marge Andres Bermudez
Camilo Andres Cuadros


Bibliografia.


Martín Baró, I. (2000) Guerra y Salud Mental. En: Martín Baró, I. & Colab. (2000) Psicología Social de la Guerra. El Salvador. UCA Editores. Págs. 24-40.
Londoño, S. (2008). Papel de la psicología social en el marco del conflicto armado. Documento de trabajo para la cátedra virtual Ignacio Martín Baró.
Martín Baró, I. (2000) La violencia política y la guerra como causas del trauma psicosocial en El Salvador. En: Martín Baró, I. & Colab. (2000) Psicología Social de la Guerra. El Salvador. UCA Editores. Págs. 65-84.
Gaborit (s.f.) Reconstruir el tejido social mediante la práctica de transformar el pasado: diseño de una intervención en violencia política. Documento de trabajo para la cátedra virtual Ignacio Martín Baró.
Castro, C. (2008). Niños que fueron reclutados por grupos paramilitares deben ser entregados. Recuperado de http://eurolatinpress.com/index.php/2010/02/15/colombia-y-el-infierno-de-los-ninos-soldados/ el 27/10/10

Coalición Española, (2010). Colombia y el infierno de los niños soldados. Recuperado de http://www.ninosdepapel.org/espanol/print.php?sid=505 el 27/10/10